Lechuga contra el "mal de amores", sandía para superar una frustración o aguacate para conseguir la felicidad, son nuevos recomendados por especialistas en "medicina afectiva", una disciplina que atribuye a frutas y verduras, además de su poder alimenticio, propiedades para curar crisis afectivas o emocionales.
Y, aunque muchos puedan tomarlo a broma o a prácticas propias de la charlatanería, lo cierto es que cada día son más los estudiosos de la "medicina afectiva" que consideran que ciertas frutas -sandía, plátano, papaya o aguacate- son el antídoto de etapas en las que los sentimientos atormentan y afectan a las relaciones personales y laborales.
La periodista catalana Tareixa Enríquez, directora de "Dietética y Salud", ha estudiado estas cuestiones y asegura que los vegetales tienen propiedades preventivas o curativas no sólo en los casos de carencias vitamínicas, sino también en las crisis emocionales.
Considerada un analgésico natural, la lechuga, por ejemplo, tiene propiedades sedantes e hipnóticas y es, dicen los especialistas, un remedio para las mujeres abandonadas por su pareja, mientras que el plátano, el fruto preferido por los niños, funciona muy bien contra la inseguridad.
Se sabe que los neurotransmisores del cerebro que regulan el comportamiento dependen de lo que comemos y algunas investigaciones han demostrado que los nutrientes pueden influir profundamente en la bioquímica de la actividad cerebral.
La escarola, un estupendo reequilibrante
Muchos nutricionistas están convencidos de que la dieta de los países industrializados -carente de muchos micronutrientes- es la principal culpable de estados depresivos. Cuando hay tendencias depresivas, además de seguir los dictados del médico, conviene incluir en la dieta algunos nutrientes.
Los especialistas de esta nueva medicina recomiendan la escarola como buen reequilibrante, cuando hay sentimientos contradictorios de amor y odio; achicoria para los indecisos y alcachofas como remedio para los corazones desengañados, en los que se ha apagado la llama del amor.
La sandía es la mejor fruta para los frustrados o los que siempre encuentran obstáculos; la papaya para los que se sienten perdedores y se vuelven coléricos, y el aguacate va bien para los que no son felices porque no se aceptan como son y piensan en lo que podrían ser.
Gracias a su riqueza en vitamina C, los cítricos son un "poderoso remedio" para usar en los momentos de debilidad y bajadas de ánimo, de modo que resultan de gran ayuda para curar "heridas afectivas", periodos de luto, abandonos y pérdidas.
Tomates, patatas y berenjenas contra la soledad
Higos y caquis son ideales para los adolescentes que se debaten en la búsqueda de la propia autonomía; los rábanos contribuyen a subir el ánimo; la col cura los estados de melancolía -atenúa los remordimientos y el sentimiento de culpa- y el nabo se aconseja para las épocas en que se está perdiendo el rumbo.
Cuando el problema es el estrés, se gasta más ácido pantoténico, vitamina C, cinc, magnesio y cromo, lo que se compensará con la inclusión en la dieta alimenticia de col, cítricos, pimientos rojos, cardo, zanahorias y perejil.
Para resolver todos los problemas emocionales, los seguidores de la "medicina afectiva" son partidarios de tres hortalizas "tan humildes como poderosas": los tomates, las patatas y las berenjenas, que "ayudan a soportar la pesadez de la vida" y a superar la soledad después de una ruptura amorosa.
Y como hay gustos diversos, teorías para muchos problemas y remedios para casi todo, los expertos en cromoterapia -otra disciplina en auge- también le otorgan propiedades especiales a las frutas y verduras según su color.
El amarillo (melón) da seguridad y aumenta la creatividad; el rojo (tomate), el color de la fuerza, se recomienda contra la apatía y la depresión; el verde (puerro) calma estados de agitación, y el blanco (ajo y cebolla), que representa la suma de todos los colores, es la panacea de múltiples males.
Fresas, piña y kiwi, poderosos anticelulíticos
Pero las frutas y verduras no sólo curan las crisis afectivas, también se les atribuyen otras propiedades estéticas o de belleza. Fresas, piñas, kiwis, alcachofas y espárragos son, a la vez, las reinas de la dieta anticelulítica: aportan pocas calorías y aceleran la pérdida de líquidos.
Y sobre los problemas de la celulitis, conviene recordar que no está causada sólo por un exceso de grasa, sino también por una inflamación de los tejidos. Por tanto, para combatirla no es suficiente con reducir las calorías, sino que también hay que escoger los alimentos justos. Los más útiles son las frutas y las verduras ricas en potasio y que combaten la retención de líquidos.
En consecuencia, el menú anticelulítico debe ser rico en líquidos: conviene beber al menos dos litros de agua al día, utilizar muy poca sal en las comidas y eliminar los alimentos muy salados (embutidos, conservas, salamis...).
Además, cada una de las comidas debe incluir algún alimento proteínico, un lácteo (yogur, leche o queso), carne (magra o de ave) o pescado (azul y blanco). También se recomienda evitar los fritos y rebozados y optar por alimentos cocinados a la plancha o al vapor.
Y de entre los principales alimentos anticelulíticos, conviene recordar que la piña contiene bromelina, una enzima que facilita la digestión de las proteínas, posee agua y fibra y sólo 51 calorías por cada 100 gramos.
Las cerezas -40 calorías los 100 gramos- tienen propiedades diuréticas y desintoxicantes, mucha vitamina A y una discreta cantidad de E, y estimulan la producción de colágeno, mientras que el calabacín es una de las verduras más ricas en potasio y pobres en sodio, por lo que es un excelente aliado contra la celulitis ya que tiene un gran efecto diurético.
Y los espárragos, en fin, son una buena fuente de vitaminas C y E, betacaroteno y ácido fólico, de gran efecto diurético y ligeramente laxante y con una potente acción drenante muy útil en los casos de celulitis.
Si en la dieta falta ácido fólico, vitamina B6, riboflavina, tiamina, vitamina C, calcio, hierro, magnesio o potasio, lo fácil y cómodo es comer espinacas, brécol, col, pimientos, ajo, perejil, hojas de diente de león y zanahorias.
"fármacos".
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